sábado, 21 de mayo de 2011

NI FALSOS NI VERDADEROS, SÓLO ARGUMENTOS FUERTES O DÉBILES

Perelman es originario de Bruselas, y es jurista. Es uno de los precursores de la moderna teoría de la argumentación. Escribió el libro llamado La Nueva Retórica. Como ya en otro blog me he referido en general al sentido que le da a esta nueva retórica, veré otros detalles de su teoría en esta oportunidad.

La retórica es un discurso cuya pragmática consiste en justificar una decisión, convenciendo de una interpretación. Para justificar, se tienen que aportar razones, apoyos o fundamentos, que pueden ser fuertes o débiles, lo cual es independiente de su verdad o falsedad.

Antes se ha dicho, la retórica o argumentación permite establecer las premisas de un razonamiento, mientras la lógica ayuda a inferir las conclusiones. Lo difícil pues, será establecer las premisas.

Para Perelman lo más importante es el auditorio, la finalidad del mensaje, la persuasión, y la adhesión del auditorio al discurso.

Para Perelman un argumento fuerte es aquel capaz de convencer a cualquier auditorio, a un auditorio universal. Un argumento débil en cambio es aquel que sólo convence a un auditorio particular, y por supuesto, convence, de otro modo no sería argumento.

Por ejemplo, un argumento fuerte es el respeto a la vida, el auditorio al que convence es mayor, más universal. Ahora bien, la fortaleza o debilidad de un argumento se determina con respecto de otro argumento; así puede este mismo argumento fuerte volverse débil ante un mujer atea a la que se desea convencer de que no aborte con base en textos bíblicos.

Aquí lo interesante es el tópico, el argumento en potencia. Actuar tópicamente implicaría decir: vamos a partir de tu punto de partida, argumenta, expone. Es ponerse en la cancha del adversario. Entonces se buscaran argumentos, tópicos, los controvertidos, pues el tópico es el problema, el argumento es la justificación, y así es como se desarrolla el problema. 

Quien afirma tiene la obligación ética y comunicativa de justificar. Es una autoexigencia. El tópico universal es el que todo el mundo podría aceptar, en condiciones de imparcialidad y que te permita explicar. Generalmente, los principios morales y los derechos humanos coinciden con tópicos universales. Se dice que hay que argumentar de tal modo que pueda convencer al más sabio.

La argumentación para que no sea sólo persuasiva, esto es, que no sea sólo emotiva y prevalezca sobre las razones, debe de acompañarse de técnicas de argumentación a fin de lograr el convencimiento racional. Perelman distingue dos esquemas de técnicas de argumentación: los procedimientos de enlace y los procedimientos de disociación o desenlace.

La técnica de argumentación de enlace son esquemas que enlazan diferentes elementos, con intención ya sea, de estructurarlos o valorarlos, positiva o negativamente. La técnica de argumentación de desenlace, establece rupturas entre elementos que se consideran parte de un todo, o al menos de un conjunto solidario relativo a un mismo sistema de pensamiento. 

Por un lado, el enlace une lo distinto en un pensamiento unificado. Y la disociación separa o distingue lo que se supone forma un todo uniforme, para crear un pensamiento nuevo a partir del elemento o elementos separados. Ambos esquemas según Perelman pueden ser empleados separada, conjunta o alternativamente.

¿Qué puede rescatarse entonces de Perelman? El autor no deja de lado la lógica formal, al contrario, el eje sobre el cual funciona su teoría es la lógica formal, sin ir más lejos divide los esquemas de argumentación, por mencionar algunos en cuasilógicos, de incompatibilidad, de equiparación, etc., pero sólo es la estructura que sirve para acceder a las conclusiones correctas. Porque lo que complementa es la argumentación propiamente dicha, el contenido de las premisas.

El contenido parte de un tópico común, los interlocutores deben estar de acuerdo en cuando menos, cuál es el problema. Enseguida la argumentación deberá de seguir las normas de la lógica; sin embargo, puede variarse de un tópico a otro, para llegar a una conclusión que lógicamente, pudiera resultar contradictoria, pero en cambio, pudiera ser la más justa. De ahí que sí, la persuasión tiende más a impactar las emociones, pero si se le combina con la lógica, y con la ética comunicativa, puede coadyuvar a que se convierta en convencimiento racional.

  

No hay comentarios: